Cacafonia

16 diciembre, 2005




Mercado 1 Prohibición 0

Por que el ideal liberal de la competencia perfecta supone gran número de productores y distribuidores capaces de competir por el mercado. Es decir, la atomización del negocio de la droga lleva a la competencia y a unos precios más bajos. Resumiendo, LOS GRANDES "EXITOS" POLICIALES DE HOY, SON EL FRACASO DE LA POLÍTICA REPRESIVA DE MAÑANA. Esta es la gran paradoja de la prohibición. La predicción de Adam Smith se hace realidad.

Siguiendo con el análisis económico del fenómeno de las drogas, resulta que el coste de producción en origen de la materia prima de las drogas ilícitas es del orden del 2 % del precio final[i]. Es decir, que si la policía consiguiera interceptar la mitad de las drogas, bastaría con doblar la producción en origen para compensar esas pérdidas. Y para doblar esa producción, sería suficiente con elevar un poco el precio en origen de la materia prima. Pongamos que la hoja de coca, o la resina de cannabis se pagara un 50% más cara en origen. El coste de producción en origen pasaría del 2% actual al 3%. Ese aumento de tan sólo un 1 % en el coste de producción de la materia prima es perfectamente asumible para los intermediarios, sin necesidad de trasladarlo al cliente final.

Pero es que si la policía consiguiera decomisar el 50% de la droga traficada, el valor a precio de mercado de una cantidad tan colosal sería tal, que el riesgo moral en los cuerpos policiales se dispararía. Con esas inmensas cantidades de mercancía a precio de oro, podrían enriquecerse a base de devolver cantidades significativas de decomisos al mercado.

Resumiendo, con la bajada del precio de las drogas estamos asistiendo a la acción de las leyes de la oferta y la demanda según el modelo liberal más puro, el ideal smithiano de hace más de dos siglos, anterior al advenimiento de las tecnologías del marketing, de la ley de patentes y del intervencionismos estatal.

Así el fenómeno de las drogas tiene una doble vertiente, la penal y la económica. En la cuestión penal, se trata de un control social basado en la vigilancia y el castigo de la población. En la cuestión económica, al excluir la economía de la droga del control estatal, o de cualquier poder centralizado, monopolio u oligopolio, se favorece el equilibrio entre oferta y demanda del modelo liberal que alcanza los precios más bajos posibles.

La vertiente del control social es en todo similar a la Inquisición. La segunda vertiente, la económica, es en todo similar al liberalismo mercantil más ideal.

Así el aumento de los consumos de drogas, muy notable en el caso del cannabis, éxtasis y cocaína, no se debe tanto al efecto reclamo provocado por unos medios de comunicación sensacionalistas, o por un efecto rebote de la propaganda antidrogas que las anuncia como fuentes de placer incontrolable. Los consumos crecen por que dichas sustancias tienen objetivamente propiedades que las hacen apreciadas. Pero como en el pecado va la penitencia, objetivamente también, tienen propiedades que las hacen indeseables. Y estos efectos secundarios empiezan a ser manifiestos una vez se han consumido con suficiente frecuencia o en cantidades elevadas. Y en esto no son diferentes a cualquier otro fármaco susceptible de un uso crónico o creciente.

Las drogas representan un mercado que está al margen de las técnicas del marketing, de monopolios y oligopolios, tanto desde el lado productor como distribuidor o minorista, de las leyes de patentes y de intereses estatales como es el caso de la industria de defensa o de la salud.Todo ello como consecuencia de su ilegalidad. Por esta razón se cumplen con ellas las leyes del liberalismo económico, y se produce el fenómeno previsto por Adam Smith, que consiste en un beneficio compartido de forma más igualitaria por todos los implicados en su producción, distribución, venta y consumo. Esto se traduce en drogas baratas y beneficios limitados distribuidos a todo lo largo de la cadena productiva.
[i] The Economist , Survey: Illegal Drugs, Stopping it, Jul 26th 2001