Cacafonia

16 diciembre, 2005


El futuro de las drogas

Así pues ¿Cuál es el futuro de las drogas ilegales? La tendencia es clara, más abundancia a menor precio hasta alcanzar el punto de saturación de todo el mercado potencial, situación a la que nos vamos acercando.

En cuanto a la combinación de drogas disponibles en el mercado negro, lo que se conoce como mix de productos, el futuro apunta a un probable aumento de las drogas de síntesis más baratas de producir y de transportar, y una selección por parte de los consumidores de aquellas drogas menos peligrosas.

En este sentido, un reciente estudio norteamericano revela una mayor incidencia de problemas mentales entre los consumidores de anfetaminas que entre los consumidores de cocaína, el doble en los primeros respecto de los segundos[i].
Es paradójico que la cocaína se considere legalmente como una droga más peligrosa que las anfetaminas y penalmente se castigue en consecuencia. En contraste, es razonable, y así parece registrarse, que allí donde ambas sustancias están disponibles a precios competitivos, la gente suele preferir la cocaína a la anfetamina.
Así es que las fuerzas del mercado priman el punto óptimo en la relación calidad/precio de cada sustancia. Es lo que en el documento "Repensar las drogas" del grupo IGIA, que ya tiene más de quince años, se califica como homeostasis (equilibrio dinámico), según el cual las leyes del libre mercado primarán al mejor producto. Esto explica, por ejemplo, que la heroína lleve tantos años a la baja.

Resulta inapelable la realidad de unos precios descendentes y unos consumos crecientes. Y todo ello a pesar del endurecimiento penal, el acoso a los consumidores y sus lugares de reunión, el Plan Colombia o Afganistán o Ketama o India o Birmania o Ámsterdam, si existieran. A pesar de los flamantes radares en el estrecho, la vigilancia por satélite, la construcción de más cárceles, los proyectos de cultivos sustitutivos, de erradicación forzada, la propaganda antidroga, las multas, el cierre de afters y la intensificación de la vigilancia en los lugares de ocio.

Así, en la actual situación, parece obvia la necesidad de un cambio de política para que la administración empiece a asumir su responsabilidad en la defensa de la salud de los consumidores de drogas, en lugar de seguir fingiendo tanta indignación y preocupación. Se trata de que las instituciones que a todos nos representan tomen cartas en este asunto mediante el:

(1) Control de la oferta en calidad y precio, sometiendo a vigilancia toda la cadena de producción y distribución, y limitando o prohibiendo el uso de técnicas de marketing, estimuladoras de la demanda

(2) Control de la demanda a base de formar, informar y, llegado el caso, efectuando seguimiento médico a aquellos consumidores que así lo soliciten por no ser capaces de gestionar de forma autónoma su propia salud. Se trata de que los consumidores dispongan de los conocimientos médicos y farmacológicos básicos que les capaciten para decidir con conocimiento de causa, y que les permitan reconocer con antelación los efectos nocivos derivados de un consumo excesivo.
[i] Psychriatic symtoms in metamphetamine users. American Journal on Addictions, The, nº 13 pags. 181-190, 2004