Cacafonia

01 diciembre, 2005

De la gestión a la indigestión

En conclusión, la política actual, basada en la abstinencia y la prohibición como únicas respuestas para gestionar el consumo de las drogas actualmente ilegales, es una tortilla de dos ingredientes altamente indigestos, a saber:

(1) Liberalismo irrestricto del mercado de drogas, derivado del descontrol actual que favorece el acceso a menores de edad, personas sin formación ni información de lo que están tomando y con ausencia de los controles de calidad más elementales. Es un ejemplo de aquel dicho de "los extremos se tocan", o como una dinámica de control estricto acaba derivando en el descontrol absoluto.

(2) Criminalización y acoso por parte de una mayoría social hacia una minoría, sin que existan razones objetivas que lo justifiquen, dada la menor entidad de los problemas de salud derivados del uso de drogas ilegales en comparación con las legales[6] [7]. En este sentido las leyes prohibicionistas, lejos de proteger la salud de los consumidores[8], consiguen su penalización y son en realidad leyes que persiguen a quienes no respetan las costumbres, pues entonarse con drogas ilegales es un desafío al uso de los embriagantes tradicionales; alcohol, tabaco y café. Cabe preguntarse si es propio de una sociedad avanzada mantener antes la costumbre que la razón como criterio penal. Y es que es propio de sociedades retrógradas utilizar las leyes para reprimir los cambios sociales. Las nuevas generaciones, por naturaleza inconformistas, tienden a ampliar y diversificar el uso de sustancias psicoactivas incorporando nuevas drogas que inevitablemente caen fuera del estrecho marco legal actual.

Un enfoque regulador del fenómeno de las drogas de aplicación progresiva y fruto del diálogo social, rompería la dicotomía prohibición-legalización facilitando puntos de encuentro entre distintas posturas ideológicas. No se trata de derogar un control social por otra parte inevitable, sino de fortalecerlo a base de adaptarlo a las características de una sociedad avanzada. Sociedad que ejercita dicho control a través de la educación y no del castigo, que se guía por criterios de eficacia económica y no de despilfarro, y que se legitima en el respeto al individuo y no en la imposición despótica.

Un enfoque que se materializará en un mercado de las drogas regulado por el estado siguiendo unos criterios de salud, que son los que se aplican en cuestiones de farmacia, y que por extensión debieran incluir al mercado de las drogas ilegales. Se trata de aceptar la realidad de un uso lúdico de drogas[9] para regularlo de la manera menos gravosa para el individuo y la sociedad. Es deseable, por no decir perentorio, que una auténtica gestión del fenómeno de las drogas se vaya imponiendo sobre la actual política, que es una tortilla compuesta de dos ingredientes; represión y mercado ultraliberal. Dos ingrediente a cual más indigesto.

[1] Comparativa de informes anuales del OEDT, analizado y resumido en documento APED en www.politicadedrogas.info
[2] The Economist, It's all in the price, Jun 6th 2002.
[3] http://www.greenpeace.org/mexico_es/news/details?item_id=613398
[4] The Economist , Survey: Illegal Drugs, Stopping it, Jul 26th 2001
[5] Psychriatic symtoms in metamphetamine users. American Journal on Addictions, The, nº 13 pags. 181-190, 2004
[6] The Economist, 14 Aug.1997, Shopping for a drugs policy.
[7] Comparativa informes anuales de OEDT, analizado y resumido en documento APED en www.politicadedrogas.info
[8] La legalización del cannabis no aumenta su consumo http://www.elmundosalud.com/ ISABEL ESPIÑO 11 de Mayo de 2004, http://www.ieanet.com/index.html?n=3260
[9] The intoxication instinct New Scientist vol 184 issue 2473 - 13 November 2004